La Imagen es de autor desconocido. Las Hermanas Clarisas afirman haber traído la imagen al establecerse en la ciudad en el s. XIV.
Restaurado en 2001 por los talleres Sevillanos del restaurador y escultor Francisco Berlanga de Ávila.
El Cristo de la Espina se representa caminando con la pierna izquierda adelantada y flexionada. El cuerpo se inclina hacia adelante y los pies son de gran realismo. Su pie derecho es uno de los símbolos más venerados de Badajoz.
Anteriormente, el Cristo poseía cabello natural, hasta que, en el año 1941, el escultor Cecilio García Meneses lo cambió por el actual tallado, bajo la dirección de Antonio Juez.
La expresión del nazareno es serena, de gran realismo y perfección de sus facciones que deja entrever la fatiga y el dolor, marcado por unos pómulos enrojecidos por las gotas de sangre que caen por su rostro.
En su pecho luce un camafeo de plata bañada en oro y perlas, en su interior contiene una reliquia con una pequeña cruz de madera, donada por un grupo de hermanos.
El Cristo de la Espina posee varias túnicas. La de mayor valor es una regalada por la Reina Isabel II a raíz de su visita a Badajoz en 1866.
Dispone de otra en color marfil bordada en oro por las monjas Trinitarias en 1956, una morada bordada en oro por Carrasquilla y una de terciopelo, grana, lisa y sin bordados, donada por un hermano de la cofradía.
La canastilla de estilo barroco, es de madera y ricamente tallada y dorada, perteneciente al Santo Crucifijo de San Agustín de Sevilla, adquirida en 1948. En 2011 se acometió la restauración del paso.
En las esquinas destacan los cuatro medallones con motivos de la pasión: La caída, ayudado por Simón de Cirine, la Verónica y Jesús consolado por las mujeres en Jerusalén.
En el frontal sobresale una gran cartela con el escudo del Cristo tallado y dorado, y en las cresterías, una con la Cruz Trinitaria y otra con el Cordero Sagrado.
En la parte trasera hay otra cartela con el escudo de la ciudad, repitiéndose las cartelas de la Cruz Trinitaria y el del Cordero.
Sobre la canastilla destacan en sus cuatro esquinas, de talla rococó, pinturas que se corresponde con los pasajes: Juicio ante Pilatos, Despojado de sus Vestiduras, La Flagelación y La Coronación de Espinas.
El Cristo de la Espina tiene bajo sus pies, posiblemente, una de las cuadrillas de costaleros más fiel, disciplinada y con mejor andar.
El caminar de sus costaleros y una zancada larga, simulan en andar del Cristo y el movimiento de su túnica lo hace más real.