Es una de las dolorosas más antiguas de la ciudad. Preciosa talla de autor desconocido del s. XVII, restaurada por D. Ricardo Pereira Kantowitz en 2022.
Su semblante denota una expresión de dolor no contenido y su boca entreabierta parece a punto de pronunciar alguna palabra que aliviase su angustia. Los expresivos ojos contrastan con las dulces facciones de su semblante.
Lleva en una de sus manos tres grandes clavos de plata (simbolizando el dolor de la pasión de Cristo) y en la otra mano pende un pañuelo y varios rosarios.
En el pecho y sobre una mantilla de blonda, lleva un corazón de plata dorada traspasado por siete puñales, que enfatiza su advocación, realizado por un orfebre de Sevilla.
La Virgen desfila sobre un sencillo palio de cajón, bordado en oro sobre terciopelo negro, obra de Juan Manuel Expósito. Descansa sobre doce varales plateados y restaurados por la Orfebrería Ramos de Sevilla. Presenta en la gloria del palio una magnífica pintura de la Inmaculada Concepción.
En 2002 se estrenó los respiraderos de Manuel de los Ríos, adquiridos a la Hermandad de la Amargura de Jerez de los Caballeros.
En el año 1995 se estrenó la candelería de 82 piezas realizadas en estilo salomónico en hierro forjado y plateado.
También estrenó los faldones de terciopelo negro con los escudos de la cofradía y de la Brigada Extremadura XI.
Destaca la corona de la Virgen en plata maciza y repujada, obra de Joyería Álvarez Buiza de Badajoz y que se pudo realizar gracias al párroco Jesuita Benigno López y al dinero que consiguió reunir con las pequeñas limosnas que donaban los feligreses a lo largo de varios años.
Posee un magnífico manto en terciopelo color crema, muy antiguo y de gran valor artístico, bordado en oro por las Monjas Madres Trinitarias de Badajoz.
Otro manto, el que suele utilizar en las últimas salidas, es de terciopelo negro bordado con aplicaciones doradas, realizado por las Hermanas Religiosas del Convento de Santa Ana. Lleva bordado el escudo de la Brigada Extremadura XI, estrenado en 1993 y donado por miembros de la Junta de Gobierno, camareras de la Hermandad y familiares de varios hermanos.
Dispone de varios vestidos, siendo uno de ellos negro, de igual confección que el manto.
Tras varias dificultades, propias de la época, desde 1995 se recuperó la tradición de que el paso fuera portado por hermanos y costaleros.